La suplantación de identidad ocurre cuando una persona se
hace pasar por otra ante un tercero, normalmente con una finalidad ilegal o con
la intención de causar un perjuicio. Se trata de una actividad cada vez más
frecuente en Internet. Algunos casos habituales donde suplantar la identidad
digital de otra persona tiene como objetivo el fraude de identidad son:
- · Una persona utiliza los datos de otra para contratar un servicio, por ejemplo: telefonía, suministros.
- · Una persona se hace pasar por otra para solicitar un crédito o préstamo bancario u obtener financiación.
Normalmente pasa un tiempo hasta que la empresa reclama el
pago de las cantidades adeudadas (durante varios meses el impostor ha estado
disfrutando del servicio o producto sin pagarlo) y es entonces cuando la
víctima se entera de que alguien ha usado su nombre, sus datos y sus documentos
para contratar un servicio o comprar un producto. En ocasiones, la víctima no
se entera hasta que ella misma intenta contratar una línea de teléfono nueva o solicitar
un crédito a un banco y le informan de que está inscrita en un fichero de
morosos (ASNEF, RAI).
Otras situaciones frecuentes son aquellas en que la
suplantación de identidad tiene como finalidad perjudicar a una persona en su
vida familiar, laboral o personal, haciéndose pasar por ella para menoscabar su
honor, dignidad, imagen o reputación. Por ejemplo:
- · Crear perfiles falsos en redes sociales o aplicaciones de mensajería instantánea utilizando el nombre y la fotografía de otra persona para poder contactar con sus amigos y enviarles mensajes inapropiados, revelar información privada, difundir rumores o información falsa, etc. O bien el robo de identidad en redes sociales se lleva a cabo para conseguir que otra persona comparta con el delincuente una información (íntima, confidencial…) que solo revelaría a la persona suplantada (por ejemplo, fotos íntimas, datos estratégicos de la empresa, información que permita sortear medidas de seguridad, etc.).
- · Utilizar los datos de una persona (nombre, teléfono, dirección) para colgar anuncios en páginas de contactos o webs de contenido sexual, con la intención de que la víctima empiece a recibir llamadas y mensajes molestos u obscenos que no sabe de dónde salen. Este tipo de usurpación de identidad perjudica gravemente la identidad digital y la reputación online de la víctima, siendo necesario a menudo ejercer el derecho al olvido para poder borrar el rastro de los datos publicados en Internet.